Gabriel López, conocido en redes como @gabriel.realtorchile, tiene una historia que parece sacada de una película. Pasó de ser parte de una de las barras más temidas del país a transformarse en un exitoso corredor de inmobiliario con presencia nacional y más de 227 mil seguidores en Instagram.
“¿Te puedo decir Gabo?", preguntó Jorge Aldoney, conductor de 'Quizá No Sea Nada'. “Obvio, o atípico corredor, como me dicen también”, respondió Gabriel López.
Continuó y se presentó: “Me dedico a vender proyectos inmobiliarios y soy diferente a todos los empresarios inmobiliarios. Hice un contenido bien disruptivo, que me hizo crecer muy rápido en redes sociales en un año, así es que ahora soy uno de los vendedores más cotizados en este rubro”.
Habla con naturalidad y conocimientos sobre finanzas, inversiones y compra y venta de propiedades, pero sabe que su imagen es particular: “con tatuajes, y que hable bien chileno, bien urbano”. Usa sudadera, jockey y está lleno de tatuajes.
Gabriel López y su oficina inmobiliaria con presencia nacional
Hoy tiene un stock de 70 mil propiedades en todo Chile, pero no tiene ningún problema en repasar su historia. Participó desde muy chico en la barra de Los de Abajo (Universidad de Chile) y formó parte de La banda de los del terror, una fracción “bastante brava”.
¿Cómo llegó donde está actualmente?, le preguntaron los conductores de Porcel TV. “Fue un trayecto más o menos largo: Yo soy nacido en el puerto, en Valparaíso y malcriado en Iquique. Ahí teníamos una corredora chiquitita".
Añadió que "estuve privado de libertad hartos años y yo me puse a estudiar adentro, me puse a buscar qué iba a hacer cuando saliera en libertad”.
Respecto qué lo llevó a estudiar en la cárcel comentó: “Me cabreé, porque desde los 12 años que estaba metido en cosas. Como a los 27-29 años caí en cana y dije ya, este mundo ya era pa’ mí. Colgué los guantes como se dice en ese mundo, y empecé a hacer las cosas bien”.
Redes sociales y su enfoque social
En el programa conducido Jorge Aldoney y Gala Caldirola contó que ha despegado muy rápido en las redes sociales, que empezó enseñando a comprar, hace tres años, y que hace uno se convirtió en un boom (227 mil seguidores solo en Instagram), siempre con un enfoque social.
“He hecho una comunidad en este tiempo y he ayudado a cualquier cabro a salir adelante: quedai loco con los mensajes que me manda la gente. ‘Gracias a tu contenido yo salí de la droga, de la delincuencia, ahora estoy con mi familia, estoy ahorrando, me bancaricé, me estoy apalancando con el banco, caleta de historias de los cabros, y eso me ayuda también a mí”.
El corredor agregó: “Soy un referente. Ver este cambio sirve harto pa’ los cabros chicos. ¿Cachai ese dicho 'la calle es un libro que se lee con los pies'? Ya poh, yo la he caminado caleta”.
Relató que tuvo impactos de balas y puñaladas, y hoy siente que puede ser un ejemplo. Y no le basta con entregar su testimonio de vida, él quiere entregar herramientas para que los niños salgan adelante, por eso visita centros de menores.
Gabriel realizó un llamado a tomar el camino difícil
Si hay algo de lo que se arrepiente de su vida anterior es de la pérdida de tiempo, “porque no se recupera”. Hoy, convertido en un empresario, con varios vendedores y con los impuestos al día, solo quiere dejar enseñanzas a los jóvenes y a los niños.
“A los que son estigmatizados, a los no vistos. A veces son 50 cabros en un hogar, pero si rescatamos, a 3, 5, 10 (...) Quiero decirles a los cabros que tomen el camino más difícil, porque el camino fácil es mucho más corto. Te metes en problemas, y terminas muerto o en cana”.
Y aunque no reniega de su historia asegura que “su antigua vida quedó en Iquique, ahí quedó enterrado el pidulle”, como le decían cuando era chico.
(Fuente: pagina7.cl)